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La cuarta Revolución Industrial ya está en marcha. La Industria 4.0 está impulsada por la transformación digital y necesita de una serie de tecnologías que vinculen el mundo físico con el digital y permitan dar un salto cualitativo en la organización y en la gestión de la cadena de valor.

No se trata de algo nuevo, y son numerosas las empresas industriales que ya emplean tecnologías digitales, tal y como mandan la hiperconectividad y la globalización de la economía actuales. Sin embargo, muchas otras empresas se están quedando atrás, lo que redundará en una pérdida de competitividad que puede resultar mortal, tal y como asegura el informe Industria Conectada 4.0. La Transformación Digital de la Industria Española.

La transformación digital supone un desafío para la industria española, que va muy por detrás de otros países del mundo como Alemania, precursor de la Industria 4.0 desde que en 2006 definiera su High-Tech Strategy con el objetivo de adelantarse a unos acontecimientos que le permitieran mantener una posición de liderazgo industrial. El reto es grande, pero aquellas empresas que lo afronten tendrán la oportunidad de mejorar su posición competitiva.

Es necesaria una conexión que permita que los dispositivos materiales, la maquinaria y las instalaciones colaboren con los sistemas digitales, a fin de lograr crear una industria inteligente. Así, nuestras empresas industriales deben perseguir un modelo industrial de innovación colaborativa multidisciplinar, un modelo en el que exista conexión entre los medios productivos, la integración de las cadenas de suministro y una digitalización de los canales de distribución y atención.

Si quiere progresar y posicionarse como un sector fuerte, competitivo y de referencia internacional, la industria española debe aprovechar la oportunidad. Esta necesidad de digitalización no sólo viene marcada por la competitividad en el plano internacional, sino también por la demanda de un cliente hiperconectado, hiperinformado y muy exigente; o por la propia necesidad natural de adaptación a las nuevas tecnologías.

No obstante, no debemos olvidar que las pymes tienen un peso muy importante en el tejido empresarial de la industria española, lo que repercute en una serie de aspectos determinantes para su progreso, tales como el acceso a la financiación, la inversión en en I+D+i, la renovación de los medios productivos, entre otros; o la internacionalización, la principal vía de crecimiento y generación de volumen de negocio, que aún hoy supone uno de los mayores retos para la industria en nuestro país.

Si nos detenemos en el uso y conocimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), vemos que va en aumento. Según la Encuesta de uso de TIC y Comercio Electrónico en las empresas españolas 2014-2015,  el 97,3% de las compañías disponen de conexión a Internet y un 13% ya ha adoptado cloud computing. Pero, ¿cómo de digitalizada está la información dentro de las empresas? La encuesta citada anteriormente afirma que el 44,5% dispone de herramientas informáticas ERP (sistemas de planificación de recursos empresariales) para compartir información, si bien en nuestro país todavía queda mucho recorrido en lo que se refiere a una plena adopción del Internet de las Cosas.

Dos ejemplos de sectores de gran potencial en nuestro país, según los datos del informe Industria Conectada 4.0. La Transformación Digital de la Industria Española, son el de los componentes de automoción -que evoluciona hacia la creación de vehículos inteligentes y sostenibles en un time-to-market cada vez más corto-, y el textil y de la moda, al que nos referiremos con más detalle.

En los últimos años, el sector textil se ha tenido que enfrentar a las exigencias de un consumidor cada día más conectado y con mayor conocimiento de lo que quiere. Para ello, ha tenido mejorar la eficiencia y la flexibilidad de sus medios productivos, de cara a la producción de series cortas -que posibiliten renovar la oferta de moda semanalmente- a la personalización de la oferta y a la reducción de costes al acortar tiempos de producción y disminuir recursos.

Además, el sector textil es uno de los que más está creciendo en el ámbito del comercio electrónico. Se estima que en el año 2019 las ventas electrónicas supondrán el 8% de la facturación del comercio textil y de calzado en España. Aún así, todavía estaríamos muy lejos de países como Reino Unido o EE.UU., donde ya supone un 14% y un 19% de las ventas, respectivamente.

Ante este panorama, las empresas textiles deben apoyarse en las nuevas tecnologías y comenzar a gestionar la venta online de forma eficiente y automatizada si desean sacar tajada del pastel. En lo tocante a la propia industria, el e-commerce también supone una gran oportunidad, no sólo de cara a la expansión internacional y a la mejora de la competitividad, sino también en lo que se refiere a la eliminación o disminución de intermediarios, ya que la venta directa al consumidor final aumenta los márgenes para los productores.

En conclusión, podemos decir que en un mercado cada vez más globalizado, la digitalización de la industria supone una oportunidad única para la mejora de la competitividad y un óptimo posicionamiento en el mercado mundial. Si bien es cierto que ya existen empresas en nuestro país que han dado el paso hacia la industrialización 4.0, la mayor parte de ellas todavía tienen que empezar a andar el camino. Conviene darse prisa, ya que en el momento en el que se viva en España un auténtico escenario de transformación digital, aquellos actores que no se hayan subido al carro a tiempo quedarán en la cuneta.

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